jueves, 4 de febrero de 2010

LA ORILLA DEL MAR

Sentada en lo alto contemplo el horizonte del mar y de dejo llevar por el vaiven de las olas al romper en la playa y en las rocas. Cierro los ojos y el sonido va relajando mi cuerpo y mente mientras soy consciente de cómo respiro.

AL ENCUENTRO DEL SOL

¿Con qué dificultades me encuentro a cada paso que doy? Cualquier preocupación que invade mi ser, a veces sin permiso, va mermando mi fuerza. El cuerpo me trasmite su malestar porque, sin darme cuenta, va sufriendo los efectos de mi obsesión. Siento que una noria gira y gira dentro de mi cabeza. Los pensamientos negativos, las desgracias que imagino, el volver una y otra vez a situaciones nefastas del pasado, el percibir el mundo que me rodea desde con una única visión llena de subjetividad, el inicio del duelo causado por una pérdida o la sorpresa de una enfermedad…Cualesquiera de estas experiencias se fraguan en el área de las fantasías y el cuerpo se resiente. La tristeza se instala profundamente en mí y no sé bien a cuento de qué, la ansiedad me acelera el corazón, la angustia oprime mi pecho impidiéndome respirar…
¡Y no puedo más! Por eso escucho, aunque me suponga un gran esfuerzo, los mensajes que quiere enviarme el cuerpo dolorido y sacando fuerzas de donde creo que no las hay me concedo unos minutos para mí misma. Recuerdo un poderoso símbolo, una imagen tan nítida y tan real que en otros momentos me levantó el ánimo, me llenó de alegría o hizo que me sintiera tranquila y sosegada. Ahora vuelvo a recurrir a esta rica experiencia.

Para ello elijo un lugar en que me sienta cómoda. Elijo un momento del día en el que nadie me va a molestar. Descuelgo el teléfono…Me tumbo o me siento encontrando la verticalidad de mi cuerpo, de la columna vertebral y la cervical…Durante unos segundos siento mi cuerpo globalmente y modifico mi postura hasta sentirme a gusto…
¿Cuál es la sensación que en este momento sobresale sobre las demás?...Durante un tiempo me doy cuenta de esa sensación, soy consciente de cómo siento la piel, escudriño la sensación sin cambiarla…Está ahí y sólo la siento, sin analizar nada, sin esperar nada…
Llevo la atención a mi modo de respirar ahora. Cómo entra el aire por la nariz, cómo sale por la nariz o la boca, o por ambas…Me fijo en cómo respiro ahora…Cada vez que inspiro la zona abdominal se hincha, como si llevara un globo dentro…Cada vez que espiro el abdomen, baja, se deshincha…
Con cada inspiración imagino que el aire que entra por mi nariz llega al centro de de la frente, de la cabeza, del cerebro…y me refresca…
Cada vez que espiro imagino que ese aire desciende desde el cerebro por el interior del cuerpo hasta llegar a los pies. Me ayudo diciéndome “relax”, “fuera tensión”, “paz”…o cualquier otra palabra o frase corta que me ayude a relajarme más y más…Hago esto durante unos minutos…

Estoy en una playa. Puedo ver y sentir la arena bajo mis pies…Observo lo que me rodea…Descubro las cosas por medio del tacto, del oído, de la vista, del gusto y del olfato…Las texturas, los sonidos, los colores y las formas, los sabores de las frutas que encuentro, los aromas…Durante un momento contacto con esta playa y me doy cuenta de qué y cómo me hace sentir…

Ahora me llama la atención el sonido del mar y poco a poco voy paseando hasta llegar a la orilla…Puedo sentir el agua chocar con mis pies, el sol sobre el horizonte…Me atrae la luz y el calorcito de ese radiante sol y me pongo a caminar sobre el agua en dirección a él…¿Una puesta de sol?, ¿un atardecer?...Cada vez estoy más cerca y puedo sentir el calor suave y agradable que apenas me roza…Me voy adentrando en ese gran bola de energía y ahí estoy en medio de su luz…Esta luz es la que me llena de alegría, de serenidad, de amor…La luz y la calidez penetra en mi cuerpo, lo rodea…Siento su densidad, su brillo, su fuerza y su energía…Estoy tan centrada en bañarme con esa luz, en envolverme con ella que llega un instante en el que yo, ya no sólo estoy llena de ella, sino que soy ella….

Cuando siento con una gran intensidad que en ese momento estoy más serena, más receptiva, más calmada o más alegre…,salgo de la luz y poco a poco, disfrutando de esa excelente sensación vuelvo a caminar sobre las aguas del mar hasta llegar a la orilla…Allí, sobre la arena, me siento a contemplar el horizonte y hago varias respiraciones profundas, llenando bien mis pulmones, reteniendo el aire levemente y soltándolo muy muy lentamente…Mientras hago esto expando esa sensación, esa emoción o sentimiento por todo mi cuerpo, por todo mi ser…

Voy moviéndome. Permito que sea mi cuerpo el que guía mis movimientos. ¿Qué me pide?, ¿qué parte del cuerpo necesita mover ahora?...Estiramientos, flexiones, giros de cabeza, bostezos…Y cuando yo quiera, abro los ojos…y sonrío…